lunes, 23 de noviembre de 2009

RAMON MARTINELLI UN DELINCUENTE DE VIEJA DATA APOYADO POR SU PRIMO



Cuando es mala educación hablar con la boca llena


Dice Martinelli, al justificar su oposición a la inmunidad, que los legisladores no le pagan lo que le deben porque son inmunes
Guillermo A. Cochez

Cuentan que don Nicolás Victoria Jaén, acérrimo crítico del doctor Belisario Porras, al ser nombrado en un alto cargo público dentro de su gobierno, dejó de criticarlo como había sido su costumbre. Ante esa situación, cuando le preguntaron el porqué de su cambio de actitud frente al gobernante, simplemente se limitó a responder: “Es mala educación hablar con la boca llena”. Pareciera que esta enseñanza cívica de don Nicolás Victoria Jaén no ha sido aprendida por muchos políticos de nuestro patio, que con marcada facilidad critican algo, que antes por su conveniencia fue aplaudido por ellos, o simplemente guardaron prudente silencio.


Por ello es que con mucha gracia hemos leído las declaraciones que ha hecho en todos los medios de comunicación el pasado lunes 25, de suponer en comunicado que hizo circular a dichos medios, el presidente del Partido Cambio Democrático y presidente de la junta directiva de la Autoridad del Canal de Panamá, Ricardo Martinelli, en torno a la cuestionada inmunidad parlamentaria. De suponer ha tocado el tema ahora porque todos los sectores serios de la vida nacional, en aras de que prosigan las investigaciones sobre los últimos escándalos relacionados con la elección de dos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el Contrato del Centro Multimodal, han solicitado que todos los legisladores, sin excepción, se despojen de tan odioso privilegio.


Dice Ricardo Alberto Martinelli Berrocal que “aboga por la eliminación de la inmunidad parlamentaria, porque, a su juicio, crea algunos privilegios que no tienen sustentación”. Esa protección que otorga la inmunidad, según el señor Martinelli, “no está bien porque se convierte en una patente de corso para hacer lo que les da la gana”. Esperamos que esas declaraciones las haya escuchado el único legislador de Cambio Democrático, cuando señaló que, si bien él no había recibido nada por el contrato CEMIS, de habérsele ofrecido algo lo hubiera aceptado, porque así tendría para repartirle más a la gente de su circuito.


Resulta gracioso, por no decir otra cosa, que el presidente de Cambio Democrático abogue ahora por la eliminación de la inmunidad parlamentaria, cuando no dijo ni pío ni abrió su boca cuando el tesorero del Partido Cambio Democrático, y sobrino suyo, Ramón Ricardo Martinelli Corró, diputado al Parlamento Centroamericano, se acogió a dicha inmunidad para no declarar en el caso de cobro ilegal de cuotas a empleados del IDAAN, denunciadas por Víctor Martínez y por mi persona el 27 de septiembre del 2000, cuotas éstas que eran depositadas a una cuenta en el Banco Nacional de Panamá (No.01-000-4071, abierta a nombre de Juan Labrador, Ramón Garibay y Ramón Ricardo Martinelli - Cambio Democrático), y quien tenía en su poder la chequera para disponer de esos fondos era el propio Ramón Ricardo Martinelli Corró, constando en el expediente que el que disponía de los cheques era él mismo, para pagar compromisos adquiridos por actividades políticas del partido, según declaración jurada que brindó en la Fiscalía Electoral.

Ahora el flamante empresario y político de marras está en contra de la inmunidad legislativa, pero no por los motivos éticos y morales por los que estamos la mayoría de los panameños, sino por motivos meramente egoístas, enteramente mercantiles. Dice Martinelli, al justificar su oposición a la inmunidad, que los legisladores no le pagan lo que le deben porque son inmunes, citando el caso del legislador Miguel Bush, que según él le adeuda, calculo que a uno de sus supermercados en Colón, la suma de 12 mil dólares. Advierte, además, que ha dado instrucciones en sus comercios de no darle más crédito a ningún legislador porque simplemente éstos, amparándose en la inmunidad, no son sujetos a ser demandados civilmente para cobrarle sus deudas.


Frente a semejantes declaraciones, es de suponer que ya tiene arreglado que su sobrino Martinelli Corró se levante la inmunidad para que la investigación sobre cobro ilegal de cuotas en el IDAAN, durante el reinado de Sánchez Frías, pueda culminar en la Fiscalía Electoral y puedan devolverle a todos esos pobres funcionarios las cuotas que les cobraron ilegalmente y que ahora, por estar de por medio la mismísima inmunidad que critica el presidente de Cambio Democrático, no se puede saber dónde está ese dinero ni cuando se lo devolverán a sus legítimos dueños. Estos trabajadores, si miramos las cosas desde un punto eminentemente comercial, también tienen derecho a recuperar lo suyo.


A Martinelli hay que recordarle lo que don Nicolás Victoria Jaén aprendió de inmediato que es mala educación hablar con la boca llena. Y, de paso, recordarle que en política no se puede estar pensando sólo en las cuentas por cobrar de sus supermercados.

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